Práctica para el uso de aceites capilares

Nadie puede estar más equivocado si piensa que el cuidado del cabello es una tarea fácil. Hay varios aspectos que tienen que ser tomados en consideración al comenzar cualquier tratamiento capilar. Por ejemplo, tenemos que armonizar el cuidado del cabello con el cuidado de la piel de la cara y escoger los cosméticos adecuados para nuestro cuero cabelludo y el tipo de cabello. Si acabamos de comenzar con el cuidado de nuestro cabello (porque no teníamos suficiente tiempo o simplemente no le habíamos prestado la atención suficiente), vale la pena utilizar aceites capilares. ¿Por qué? Comencemos  citando la creencia popular que afirma que no vale la pena aplicar sustancias aceitosas en el cabello, especialmente cuando queremos deshacernos de el aspecto grasosos de nuestras hebras.

Sin embargo, esta creencia es absolutamente falsa, ya que los aceites capilares hacen maravillas cuando se trata del cuidado del cabello.

Todo lo que tenemos que hacer es escoger el aceite capilar correcto, que coincida con nuestro tipo de cabello. Basta con definir la porosidad del cabello. Aunque la frase ‘porosidad del cabello’ puede sonar extraña para algunas personas, el procedimiento para definirla no es difícil. El cabello con alta porosidad es, en la mayoría de los casos, áspero al tacto, deshidratado, tiende a ser rizado y sucumbe fácilmente al frizz. La capa de cutículas está abierta. Por otro lado,las cutículas estrechamente unidas entre sí caracterizan al cabello de baja porosidad. Además, este tipo de hebras son elegantes, brillantes y lisas. Podemos distinguir otro tipo de porosidad: media. El cabello de este tipo debe ser tratado de manera similar al cabello con alta o baja porosidad. Para concluir, el aceite de semilla de lino, el aceite de girasol, el aceite de soja y el aceite de cáñamo son los mejores para el cabello de alta porosidad. Cuando se trata de cabello de baja porosidad, lo mejor es usar aceite de coco, manteca de karité o aceite de ricino.

El método de aplicación depende principalmente de la consistencia del aceite. Podemos dividirlos en dos categorías básicas: sólidas y líquidas. El primer grupo incluye aceites como el de coco, palma o babasú. Tales aceites tienen que ser calentados justo antes de la aplicación, lo que los hace más plásticos. Esta práctica es crucial, ya que facilita la aplicación de los productos naturales en el cabello. Algunos aceites líquidos pueden calentarse también pero, sin embargo, no todos los aceites requieren de este tipo de procedimientos. Es importante no dejar que el aceite hierva, ya que las altas temperaturas destruyen la mayoría de sus vitaminas, minerales y ácidos grasos.

El aceite para el cabello puede ser utilizado sólo como cosmético o como aditivo enriquecedor de productos de cuidado capilar. Basta con añadir unas gotas de aceite y mezclar con su acondicionador favorito o mascarilla. Además, también son excelentes como ingredientes principales en la preparación de cosméticos caseros. Basta con mezclar una pequeña cantidad de aceite con algunas sustancias hidratantes, evitando siempre las que hacen que el cabello se vuelva rebelde (es decir, aloe, ácido hialurónico, entre otras). Todos los ingredientes tienen que ser mezclados con agua y vertidos en una botella con atomizador. Para terminar, el cabello se puede rociar con el cosmético casero.